Raíces gomeras

Raíces Gomeras es un espacio dedicado a la investigación y divulgación genealógica de La Gomera, donde se reúnen estudios, documentos y relatos sobre las familias que conforman la historia de la isla.

Gustavo Adolfo González Rodríguez nació en San Cristóbal de La Laguna en 1973.

Desde joven sintió una profunda curiosidad por la historia familiar y el legado de las generaciones pasadas, una inquietud que lo llevó a dedicarse de lleno a la genealogía familiar e histórica, con especial atención a La Gomera.

Miembro de la Sociedad de Estudios Genealógicos y Heráldicos de Canarias (SEGEHECA) desde 2014, ha participado en charlas, congresos y jornadas dedicadas a la genealogía y la historia local. Su formación es fruto de incontables horas de investigación en archivos parroquiales y notariales, trabajo de campo y lectura de fuentes originales.

Entre sus estudios más destacados figuran “Tras la pista de la familia Pinelli y su descendencia en La Gomera” y “Los Lino, la historia familiar del linaje Rodríguez de Las Rosas”, dedicados a linajes que marcaron la historia de la isla.

Con Raíces Gomeras, Gustavo González busca compartir sus hallazgos, difundir el valor de la genealogía y despertar en otros la emoción de descubrir sus propias raíces.

Su propósito es claro: dar voz a los nombres del pasado y devolver a la memoria colectiva la historia de las familias gomeras, porque cada documento hallado es una historia que vuelve a la vida.

Si preguntásemos entre los habitantes de Agulo si conocen de la existencia de un italiano entre sus antepasados, la respuesta iría desde el desconocimiento hasta la sorpresa más absoluta. Afortunadamente, las fuentes eclesiásticas nos van a dar algo de luz al respecto. Para ello, vamos a centrarnos en una fuente un tanto singular: los padrones parroquiales.

Estos registros eran cruciales para la administración de los sacramentos; registraban bautizos, matrimonios, confirmaciones y defunciones, asegurando así que todos los feligreses cumpliesen con sus obligaciones religiosas y que los sacramentos se administrasen de acuerdo a las normas eclesiásticas. Por otro lado, también facilitaban el cobro de diezmos y otras contribuciones. Por lo tanto, cada cierto tiempo se encomendaba, en primera instancia a los Curas Párrocos, la tarea de su realización.

Así, en el año 1823, se procedió a la elaboración del padrón de habitantes de la isla de La Gomera. En la parroquia de San Marcos Evangelista de Agulo, nos encontramos con que, en la casa número 34, habitaban Manuel Magaldo, de cuarenta años, y su mujer, María Rodríguez Ramos, de 39. De este matrimonio llamó poderosamente la atención el apellido del marido, un tanto peculiar, puesto que, tras muchos años sumergido en los diferentes libros parroquiales de la isla, no había constancia del mismo con anterioridad.

Este tipo de hallazgos son los que suelen despertar la inquietud investigadora y lanzan a uno a la búsqueda de la luz genealógica. Fruto de ello, nos sumergimos en el Libro Primero de Matrimonios de la parroquia agulense, donde encontramos el siguiente asiento un año antes de la realización del censo:

“En veinte y dos días de mes de diciembre de mil ochocientos veinte y dos yo don Antonio Padilla de León cura de la Parroquia de Agulo casé y puse palabras de preces habiendo oído y entendido su mútuo consentimiento y expresión de voluntad a Manuel Magaldo hijo legítimo de Antonio Magaldo y de María Rodrigo vecinos y naturales del pueblo de Rivel en Cicilia, con María Rodríguez hija legítima de Marco Rodríguez y Antonia Ramos deste vecindario habiendo cumplido con lo dispuesto por S. Md. En su última Pragmática que […] sobre matrimonios de hija de Familia. Fueron amonestados en tres días festivos […] de la misa […] según lo previene el Santo Concilio de Trento, fueron examinada y aprobada en la Doctrina Cristiana, confesaron y comulgaron y no […] impedimento. Los desposé siendo testigos Don José Aguiar y Mateo Rodríguez desta vecindad y en fe de verdad lo firmé”

Desconocemos los motivos que llevaron hasta Agulo a Manuel desde su lejana península italiana, la que a principios del siglo XIX no formaba una unidad política como hoy en día, sino que estaba dividida en diversos estados. La isla de Sicilia, lugar de origen de nuestro protagonista según el registro matrimonial, en aquel momento era parte del Reino de las Dos Sicilias, bajo la dinastía Borbón, siendo su monarca Fernando I. Este era primo segundo de Fernando VII, rey constitucional de España en esos años, lo cual facilitaba el flujo comercial y, por lo tanto, humano entre ambos reinos.

Una vez conocida su procedencia, el siguiente paso era ubicar Rivel, localidad originaria de Manuel Magaldo, en la geografía siciliana. Las primeras búsquedas resultaron infructuosas; quizás hubo un error en la transcripción del nombre, ya que con esa denominación no aparecía ninguna población en la isla. Siguiendo con las pesquisas, se amplió la búsqueda tanto en lo geográfico como en otras posibles grafías, lo que llevó a la hipótesis de que tal vez el nombre original fuese Rivello. Esta es una pequeña localidad en la provincia de Potenza, en la región de Basilicata, la cual también perteneció en su momento al Reino de las Dos Sicilias. Esto podría haber inducido al error a la hora de consignar el origen del contrayente, siendo originario del mencionado reino y no necesariamente de la isla de Sicilia. Si bien documentalmente no podemos aseverar que se trate de la patria chica de Manuel, al investigar las fuentes italianas sobre este apellido, las mismas nos hacen decantarnos por esta posibilidad.

Al apellido Magaldo, considerado relativamente poco común, se le atribuyen al menos dos posibles orígenes:

  • Patronímico: Podría originarse en el área entre Foggia, Basilicata y Campania. Deriva del nombre propio Magaldo, una variante medieval de Maginwald, que tiene raíces germánicas. «Magin» significa «fuerza» y «wald» significa «gobierno», sugiriendo «el que gobierna por la fuerza”, según la obra L’origine dei cognomi Italiani: storia ed etimologia de Ettore Rossoni.
  • Toponímico: Otras fuentes también indican que podría derivarse del toponímico San Magaldo, una localidad en el municipio de Stigliano, en la provincia de Matera, Basilicata.

Ambas posibilidades nos trasladan a la región de Basilicata, donde, como vimos anteriormente, se encuentra la villa de Rivello. Si bien en la documentación consultada se recoge principalmente la versión Magaldo, como veremos más adelante, una de sus descendientes figura con la grafía de Magala. Volviendo a la península itálica, existen variantes del apellido como Magaldi o Magaldini, entre otras.

Antes de continuar con nuestro protagonista, veamos un poco sobre la historia y datos reseñables de esta pequeña localidad italiana.

Panorámica de Rivello

Recreación del puerto de Nápoles sobre 1820, posible puerto de partida de Manuel

Rivello, conocido por su belleza natural y su rico patrimonio histórico, es un pequeño municipio situado en la provincia de Potenza, región de Basilicata (sur de Italia). Tiene una población aproximada de 2515 habitantes según datos de 2024. Se encuentra en el Parque Nacional de los Apeninos Lucanos a una altitud de 479 metros, lo que le confiere unas vistas espectaculares, además de disfrutar de un clima templado que favorece la producción agrícola. Posee un centro histórico con callejuelas estrechas y edificios antiguos, entre los que destaca el monasterio de San Antonio, del siglo XVI.

Sus orígenes se remontan a la época prerromana, posiblemente como sucesor de una ciudad lucana de nombre Sirios. Sin embargo, la historia documentada de Rivello comienza en la Edad Media. Durante este periodo, la ciudad se dividió en dos partes: el barrio alto, asociado con la iglesia de San Nicola di Bari (rito latino), y el barrio bajo, vinculado a la iglesia de Santa María del Poggio (rito griego). Esto es reflejo de la compleja historia cultural y religiosa de Basilicata y del sur de Italia, ya que la región estuvo bajo el dominio del Imperio Bizantino. Dicho período dejó una marca profunda en la cultura, la arquitectura y la religión de la zona, contribuyendo a la introducción y establecimiento del rito griego en algunas iglesias. Este rito se ha mantenido desde su fundación, alrededor del año 1000, y aunque ha pasado por varias ampliaciones y restauraciones, sigue siendo un lugar significativo para el rito bizantino en Italia. Como consecuencia, Rivello ha conservado su carácter dual, con las denominaciones de «bardàv’ti» para los habitantes del barrio alto y «bardàsci» para los del bajo, términos que aún se reflejan en la toponimia local.

La ciudad vivió su época más próspera en el siglo XVIII, con un notable incremento demográfico debido a la inmigración. La economía se basaba en la agricultura de subsistencia, pero también en la producción de excedentes para el mercado local y regional. La cría de ganado, especialmente el porcino de la raza local Nera, y la producción de embutidos como la soppressata, se convirtieron en actividades económicas destacadas.

Con la unidad de Italia en 1861, Rivello, como muchos pueblos italianos, experimentó cambios económicos y sociales. Sin embargo, la economía permaneció centrada en la agricultura y la ganadería, con un desarrollo muy lento de la industria. La falta de infraestructuras y la escasez de recursos naturales limitaron el crecimiento económico. La emigración hacia el continente americano se convirtió en una válvula de escape; estos flujos estaban estrechamente ligados a las dinámicas socioeconómicas que afectaron a esta zona durante los siglos XIX y XX. Rivello, como muchas otras localidades del Mezzogiorno (sur de Italia), con una economía de subsistencia y una estructura latifundista, no ofrecía suficientes oportunidades, llevando a muchas familias a la pobreza extrema. Todo ello, unido al aumento de la población, generó una mayor presión sobre unos recursos limitados e impulsó a muchos a buscar mejores oportunidades en el extranjero.

Hoy en día, Rivello sigue enfrentando desafíos relacionados con la despoblación y el envejecimiento demográfico. Sin embargo, también ha habido esfuerzos para revitalizar la economía a través del turismo y la promoción de productos locales, como el aceite de oliva y los vinos. Además, algunos descendientes de emigrantes han regresado a Rivello en busca de sus raíces, lo que ha generado un interés renovado por la historia y la cultura del pueblo.

Para finalizar con este pequeño esbozo de la localidad, cabe significar que, curiosamente, muchos de los caldereros españoles tienen su origen en Rivello. En el siglo XIX, debido a las condiciones económicas anteriormente descritas, un grupo de artesanos de este pueblo emigró a España, transmitiendo sus habilidades en el trabajo del cobre y estableciéndose en diversos puntos de la geografía española, como es el caso de Hellín en Murcia, localidad hermanada con Rivello. Quizás nuestro protagonista fue uno de esos caldereros y este fue el motivo de su llegada a Agulo.

Una vez expuesto el contexto histórico y económico de la más que probable procedencia de Manuel Magaldo, sigamos tirando del hilo, ya que cuando en genealogía se llega a este punto, no hay mayor placer que deshacer la madeja, labor no siempre grata y muchas veces infructuosa.

En el año 1835 se realiza otro padrón; en este nos encontramos en la casa número 56 a Manuel Magaldo, de 55 años, y a su mujer María Rodríguez, también de 55 años, junto con sus hijas: María, de diez años; Claudia, de seis; y Paula, de uno. Además, también convivía en el domicilio el suegro de Manuel, Mateo Rodríguez, que, si bien figura con 60 años, por la edad de su hija debe de ser un error a la hora de la confección del censo, debiendo rondar los 75 años.

Avanzando en el tiempo en la búsqueda del siguiente registro vecinal, llegamos al año 1846. En este nuevo padrón, concretamente en la casa 141, habitan Francisco Prieto, de 27 años, y su mujer María Magala, de 23 años, junto a María Rodríguez, viuda de 50 años.

Del análisis de los datos extraídos de los padrones podemos sacar varias conclusiones: Manuel y María tuvieron al menos tres hijas, de las que una llegó a edad adulta y contrajo matrimonio; también sabemos que él falleció entre 1835 y 1846. Si nos fijamos con atención, vemos ciertas discrepancias con las edades de nuestros protagonistas, las cuales pueden ser debidas a errores a la hora de recabar los datos o bien, algo normal en esa época, a que no se tuviese constancia de las fechas de nacimiento o de las edades de una manera tan clara como hoy en día.

Teniendo algo más clara su descendencia, nos sumergimos en el Libro I de Matrimonios de la parroquia de San Marcos de Agulo en busca del enlace de María, del que ya tenemos constancia a través del padrón, y de los posibles casamientos de sus hermanas. Fruto de ello nos encontramos con el siguiente asiento:

Francisco Prieto Correa, hijo de Melchor Prieto, natural de Vallehermoso, y de María Correa, casa el veinticuatro de agosto de 1844 con María Magaldo Rodríguez, hija de Manuel Magaldo, natural de Italia, y de María Rodríguez.

Lamentablemente, la búsqueda fue infructuosa en lo relativo a Claudia y Paula Magaldo, lo que nos lleva a dos posibilidades: que no contrajesen matrimonio en Agulo o bien, la más trágica, que no llegasen a edad adulta. Así que, antes de abandonar la parroquia, tocaba hojear el Libro I de Entierros, donde se encuentra la siguiente anotación:

“En diez y siete días del mes de octubre de mil ochocientos treinta y cinco años, se enterró en esta Parroquia de Agulo, a Pabla de edad de dos años, hija legítima de Manuel Magaldo natural de la ciudad de Rivel en el Reyno de Cicilia y María Rodríguez natural y ambos vecinos de fueron de este lugar y él difunto en Vallehermoso […]»

Por lo tanto, la pequeña Paula falleció poco después de la elaboración del padrón de 1835, constatándose además el fallecimiento en Vallehermoso de Manuel Magaldo. Continuando con la búsqueda en el mismo libro parroquial, hallamos la siguiente inscripción:

“En veinte del mes de abril de mil ochocientos cuarenta y un años se enterró en esta Parroquia del lugar de Agulo en La Gomera a Josefa María de edad de cuatro años, hija legítima de Manuel Magaldo natural del Puerto de Rivel en el Reyno de Cicilia , y de María Rodríguez […] y él difunto en Vallehermoso […]»

Por consiguiente, esta cuarta hija, Josefa María, nació sobre 1837, motivo por el que no figura en los padrones consultados. El registro de estas desgraciadas pérdidas familiares nos da una pequeña idea de la alta mortalidad infantil de la época. Nuevamente nos indican el fallecimiento del progenitor, pero la búsqueda de su partida de defunción hasta el momento ha sido infructuosa, quedando la fecha de su deceso entre 1835 y 1846, como apuntamos anteriormente.

La búsqueda de la defunción de Claudia tampoco arrojó resultado alguno, aunque si analizamos los datos de los padrones, vemos que en el elaborado en 1846, cuando ella debiera contar unos quince años, no figura como residente en la misma vivienda que su madre y su hermana. Esto, añadido a la ausencia de su matrimonio en los registros, nos hace pensar también en una muerte prematura.

Siguiendo con la búsqueda de los posibles matrimonios de sus hijas, descubrimos que María (quien también aparece apellidada como Magala) enviuda y contrae nuevamente matrimonio el 29 de junio de 1850 con Melchor Hernández Pineda, hijo de José Antonio Hernández y de María Pineda, enlace realizado también en la iglesia de San Marcos Evangelista de Agulo. De esta segunda unión, la investigación no ha arrojado ningún dato de descendientes que llegasen a edad adulta.

Del primer enlace entre Francisco Prieto y María Magaldo nació María Prieto Magaldo, quien casó también en la parroquia de Agulo el 15 de octubre de 1869 con Luis Escuela Fagundo, hijo de Juan Escuela y de María Antonia Fagundo.

Luis Escuela y María Prieto Magaldo tuvieron la siguiente descendencia:

  • Josefa: Nacida en 1876. Casó el 22 de enero de 1896 con José Clemente Cabrera.
  • Vicente: Nacido en 1880. Casó con Isabel Vera Peña el 23 de junio de 1899.
  • María Esperanza: Nacida en 1886. Contrajo matrimonio con Aniceto Torres Meneses el 9 de noviembre de 1901.
  • Jeremías: Nacido en 1892. Casó en primeras nupcias con María Concepción Henríquez García el 10 de febrero de 1911. Tras enviudar, contrajo matrimonio con Julia García Navarro el 7 de febrero de 1931.
  • Rosendo: Casado con Antonia Suárez Meneses el 25 de diciembre de 1908.

De los hijos de Luis Escuela y María Prieto Magaldo, constan los siguientes descendientes:

  • De Josefa y José: Tienen a Manuel Clemente Escuela, nacido en 1908, que casó el 26 de julio de 1928 con Fortuna Escuela Vera (nacida en 1906 e hija de Vicente, hermano de Josefa, siendo, por lo tanto, primos hermanos los contrayentes).
  • De María Esperanza y Aniceto:
    • Manuel: Nacido en 1905, contrae matrimonio con Angelina Hernández Barroso el 10 de diciembre de 1924.
    • Ramona: Nacida en 1914, casa el 19 de marzo de 1934 con José Henríquez García.
  • De Jeremías y María Concepción:
    • María: Nacida en 1911 y casada el 1 de diciembre de 1933 con Manuel Suárez Perdomo.

Como hemos podido comprobar en este pequeño viaje en el tiempo, de las cuatro hijas que tuvo el matrimonio entre Manuel y María, sólo una llegó a edad adulta y contrajo matrimonio. Por ello, en la segunda generación, el apellido Magaldo dejó de figurar entre los existentes en Agulo, si bien la sangre italiana sigue corriendo por las venas de muchos de sus vecinos y descendientes.

Esta pequeña historia no deja de ser un reflejo de una realidad histórica a la que somos ajenos, víctimas del olvido de la tradición oral que conlleva el paso de los años, o siglos en este caso. Esto nos puede hacer pensar que no se trata de un caso aislado, y no sería una suposición infundada; todo lo contrario. La documentación existente, tanto sacramental como de otra índole, nos acerca a la llegada de otros inmigrantes desde la península itálica hasta La Gomera, cuya memoria también fue víctima del lógico olvido, pero que en próximos trabajos traeremos nuevamente a la luz.


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